Todo va a salir bien. Cuantas veces hemos oído esa frase en películas americanas

Una frase que se suelta a diestro y siniestro incluso en la peor de las situaciones, ahí tenemos a alguien que está a punto de morir irremediablemente y su compañero le dice tranquilamente “todo va a salir bien”… como si no se viera venir el fatal desenlace.

Vemos que el avión se estrella, que cae en picado, que no funciona ninguno de los motores, y tu pareja sentada al lado dice “todo va a salir bien”… 

Debemos poner por delante el optimismo en nuestra vida, siempre la botella medio llena, siempre ánimo para sobrellevar nuestro día a día, pero cuidado con pasarnos.

Cuidado con el sesgo optimista.

Hay veces que contra todo pronóstico, podemos tener la impresión de que las cosas saldrán bien. Es una sensación agradable, pero por desgracia, también puede llevarnos a tomar riesgos innecesarios. 

Hoy en Por qué no Decirlo, todo va a salir bien… pero ojo, si vemos que no va a salir del todo bien, no vamos a ponernos una venda y tirar para adelante, algo tendremos que hacer para enmendarlo… 

 

Todo va a ir bien … a mi no me va a pasar…  

Dicen los expertos que muchas de las decisiones supuestamente imparciales que tomamos todos los días en realidad están influenciadas por el hecho de que pensamos positivamente sobre el futuro.

Claro, es algo bueno, pero también nos puede llevar al «no me va a pasar a mí». Forma parte de nuestro ser, de nuestra condición humana… hablamos del sesgo del optimismo.

El sesgo del optimismo es el responsable de que tengas una visión demasiado positiva sobre tus posibilidades y futuro. En otras palabras, se traduce en un exceso de confianza que no siempre es bueno, porque hace que creas que tienes menos posibilidades de que las cosas te vayan mal que a otras personas, aunque la estadística diga lo contrario.

Por ejemplo, puedes pensar que la próxima crisis no tardará en llegar, puedes pensar que este año 2021 al que tanto miedo tenemos en lo económico va a ser realmente malo, pero no para tí ni para tu economía particular …. Que afectará más a otros que a ti.

Y así con todo… puedes pensar que puedes prescindir de la crema solar en la playa porque nunca serás de esa pequeña parte de la población con problemas en la piel, o que fumar no es ningún problema porque nadie de tu familia ni tu entorno ha tenido nunca un cáncer de pulmón. 

Hay gente que se pasa de frenada optimista… y aquí mezclándolo con el mundo del automóvil nos podemos encontrar con esos que siempre encontrarán aparcamiento aunque vayan al mismo centro de una ciudad colapsada… o también podemos hablar de un estudio realizado en Suecia…  ¿sabías que la mayoría de la gente se considera mejor conductor que la media? Ni más ni menos que un 90 % de los encuestados valoraban que sus aptitudes al volante estaban por encima de la media.

Ya lo hemos dicho, y aún lo diremos muchas más veces en este podcast: 

Sin duda, ser optimista es bueno. Ayuda a vivir más y mejor, y ayuda a hacer frente a la inherente incertidumbre de la vida. Sin embargo, vamos a poner sobre la mesa otro ámbito donde ese optimismo nos puede traicionar…hablemos de negocios, de inversiones…  desde el punto de vista inversor, el exceso de optimismo no es bueno. Dicen los gurús que mueven enormes carteras de capitales que nuestro objetivo como inversores debe ser ver las cosas de la forma más objetiva posible, sin exceso de optimismo… ni de pesimismo.

 

En un estudio para la publicación especializada Morningstar , se hicieron dos preguntas a una muestra de 1054 inversores, cuyos sorprendentes resultados dan para pensar, y mucho. La gran conclusión es que el ser humano es optimista por naturaleza, por encima quizás del sentido común.

  1. En primer lugar, se les preguntó si a la hora de valorar sus inversiones pasaban más tiempo pensando en el potencial beneficio o en la potencial pérdida que podrían tener. ¡El 74% de los encuestados sólo pensaban en el dinero que podían ganar ! Sólo el 7% de la gente pasaban más tiempo valorando la posible pérdida que podrían tener.
  2. En esa misma encuesta se hizo otra pregunta, cuya respuesta en mi opinión no solo pone de manifiesto el optimismo, sino también la ausencia de conocimiento matemático. La pregunta fue la siguiente: ¿En su opinión, cuál es la probabilidad de que las acciones (renta variable) se comporten mejor que las obligaciones (renta fija) a largo plazo, pongamos durante los próximos 20 años?

Un 35% de los encuestados están completamente seguros, sin ningún género de dudas, de que las acciones lo harán mejor que los bonos en los próximos 20 años. Aquí, en un plazo de 20 años, no hay optimismo ni pesimismo… simplemente echando mano de la calculadora, de la estadística, se ve claramente que en ese plazo, su respuesta no era acertada.

Aquí surge un término que podemos comentar: el optimismo tóxico.

Insisto en que juntar el término optimismo al término tóxico puede resultar a priori como el aceite y el agua, pero no es así…

Dicen que existen 7 signos para detectar la positividad tóxica

  • Ocultas o enmascaras tus verdaderos sentimientos
  • Tratas de «seguir adelante» ignorando o descartando una o varias emociones
  • Te sientes culpable por sentir lo que sientes
  • Minimizas las experiencias de otras personas con citas o declaraciones que te hacen sentir bien
  • Tratar de darle otra perspectiva (por ejemplo, «podría ser peor») en lugar de validar tu experiencia emocional
  • Avergüenzas o castigas a otros por expresar frustración o cualquier otra cosa que no sea positividad
  • Ignoras las cosas que te molestan con un «es lo que es»

¿Está de moda el positivismo tóxico? hay expertos que creen que sí y que parte de la culpa se puede deber a las redes sociales, «que nos obligan a comparar nuestra vida con las vidas perfectas que vemos por internet»… a esto ya le hemos dedicado algo de tiempo en nuestro podcast, ya lo sabéis…

Otra gran idea para sacar a la luz…. ESTA BIEN NO ESTAR BIEN

Deberíamos ser más honestos y tener la posibilidad sin ningún tipo de vergüenza de expresar nuestras emociones… las malas también… si hay días que estamos enfadados, lo decimos, si hay días que nos sentimos tristes, pues también… no pasa nada, no se trata de mostrar solo la parte dulce de nuestra vida… no podemos estar con el positivismo al 100% 24 horas al día, 365 días al año.

Quizás nos estamos dejando llevar demasiado por la tendencia Mr Wonderful, el bienestar máximo siempre y en cualquier circunstancia… a no ver como natural o humano lo que ciertamente lo es: tener ratos regulares y ratos malos, sentirnos regular o sentirnos mal a veces…

Seamos un poquito más realistas… Está muy bien pensar que todo va a salir bien, pero eso no significa que todo el proceso para que ocurra tenga que ser bueno… seguro que nos encontramos con baches, y es una tontería negarlos….

 

LA PARADOJA DE STOCKDALE

 

            Al exceso de optimismo se le conoce también como la paradoja de Stockdale. 

En 1965, durante la guerra entre Estados Unidos y Vietnam, el piloto de la Armada estadounidense James Stockdale recibió un disparo mientras volaba sobre el país enemigo.

Su avión fue alcanzado y derribado. Logró saltar a tiempo, aunque una docena de hombres lo capturó apenas se quitó el paracaídas: estaba en territorio enemigo. Se dio cuenta de lo que eso suponía bastante antes de la paliza que le dejó una pierna rota y de su traslado al Hanoi Hilton, la prisión en la que sufrió tortura y en una de cuyas celdas -de un metro por tres y sin ventana- fue confinado.

El joven no sabía que pasaría practicamente 8 años como prisionero de guerra de los vietnamitas. 

Era el oficial de mayor rango de Estados Unidos y durante su cautiverio fue torturado en más de 20 ocasiones.

A lo largo de estos años, no le amparó el derecho a saber si existiría una fecha en la que ser liberado y si saldría vivo y volvería a ver a su familia. Su resistencia nunca se agotó. Llegó a autolesionarse para evitar ser utilizado como propaganda de sus captores, enviaba información secreta a través de las cartas a su mujer e incluso llegó a crear un canal de información que mitigaba la sensación de vacío de los presos.

Mientras estuvo en cautiverio, Stockdale se dio cuenta de que los prisioneros que menos probabilidades tenían de sobrevivir eran precisamente los que tenían un exceso de optimismo. 

Jim Stockdale afirmó que: 

“Nunca perdí la fe en el final de la historia. Nunca dudé, que no sólo iba a salir de allí, sino que al final vencería y haría de esa experiencia el momento que definiría mi vida, lo cual, mirando hacia atrás, no lo cambiaría ”.

Pero Stockdale también afirmó, ante la pregunta:

 “¿Quién no lo consiguió?” Y aquí es donde se plantea la PARADOJA, su respuesta fue impactante: “Los optimistas”.

¿Cómo es posible que los optimistas no consiguieran liberarse? ¿No tenían fe?

Stockdale cuenta: Ellos fueron los que decían: “vamos a estar fuera para cuando llegue la Navidad” y la Navidad llegaba, y la Navidad pasaba. Entonces decían: “Vamos a salir antes de Pascua”. Y la Pascua llegaba y la Pascua pasaba. Y luego el día de Acción de Gracias y de nuevo la Navidad. Y murieron porque se les rompió el corazón.

Según Stockdale los prisioneros más optimistas eran los que más pronto fallecían. ¿Porqué? Así lo declaraba James, a través de esas previsiones optimistas que no se cumplían, saltaban a otra fecha, cuando esas nuevas previsiones no se cumplían, volvían a saltar a otra fecha más, hasta que ese refuerzo positivo planteado ante la adversidad terminaba, y al no cumplirse, se rendían y dejaban de luchar por su vida.


 

En un artículo de la psicologa Raquel Martín, se resumen muy bien

5 CONSECUENCIAS  DEL OPTIMISMO TÓXICO PARA NUESTRA VIDA

El optimismo nos permite mantener la esperanza y luchar por lo que queremos, pero el exceso de optimismo nos puede convertir en personas negligentes.

  1. Autoengaño. Mantener un optimismo desmesurado, sin tener en cuenta la realidad, equivale a mentirse a sí mismos y lo que es peor, no siendo conscientes de ello.
  2. Se desarrolla una atención selectiva. Ser excesivamente optimista implica  a centrarse exclusivamente en los aspectos que confirman que todo va bien, ignorando incluso pequeñas señales de alarma, que probablemente, seguirán creciendo hasta convertirse en verdaderos obstáculos difíciles de franquear.
  3. Se dan pasos en la dirección equivocada. El optimismo desmesurado no permite realizar una valoración objetiva de la realidad, con lo cuál, no somos capaces de adaptar nuestro guión a lo que ocurre y terminaremos dando pasos en la dirección errónea, en pos de una meta inalcanzable.
  4. No existe un plan B. En la vida, sobre todo cuando emprendemos proyectos importantes, es fundamental mantenerse atentos a los cambios de dirección para corregir el rumbo y, si es necesario, aplicar el plan B. El optimismo tóxico nos impide siquiera valorar esa posibilidad, es como apostar todo a una única mano, sin ser conscientes de que existen probabilidades de perder.
  5. Se desarrollan expectativas irreales. Organizamos gran parte de nuestra vida en base a lo que esperamos conseguir, lo cual significa que alimentar expectativas irreales hará que vivamos en el mundo de nuestra mente, alejándonos cada vez más de la realidad. Sería como pensar siempre: «¿para que necesito el paraguas si no va a llover?»

 

Cuidado con los falsos gurús de la autoayuda que echan mano del optimismo para todo y por defecto… no siempre es la solución…. todos hemos visto por ahí ese discurso en plan: 

«¿Ha sido despedido de su empleo? ¡Qué gran oportunidad para dedicarse a lo que le apasiona! 

¿No te va bien en el matrimonio? ¡Divorciese! ¡Disfrute de su libertad y no se ate a las personas! 

¿Se siente afligido o abrumado por los problemas que le acontecen? ¡Cambie su mentalidad! ¡Manifieste buenos pensamientos al universo y atraerá cosas positivas hacia usted!»

 

Cuidado, cuidado… cuidado con la autoayuda de andar por casa…

Decirle a las personas que deben tomar todo cuanto les acontezca con una sonrisa, que la solución a sus problemas radica en un cambio de mentalidad, y que sus pensamientos atraerán las cosas que deseen a su vida, es un engaño …. hay veces que toca ensuciarse, que toca pelearse, que toca trabajar mucho, que toca discutir, que hay que meterse en la mierda hasta el cuello para al final conseguir que todo vaya bien y que consigamos sacar adelante proyectos…. y todas esas cosas, meterse en la mierda hasta el cuello, es difícil a veces hacerlo con una sonrisa… a veces, hay que ponerse serio … hablemos claro, a veces, no hay espacio para las tonterías… hay que sacar faena adelante y punto.

Otra gran idea con la que nos bombardean… si tienes un sueño, solo tienes que proponertelo, si lo quieres todo el universo se alineará para que ese sueño llegue… por desgracia, y esto como todo el podcast no es más que una opinión personal totalmente discutible, la mayoría de los sueños no llegan solo a base de optimismo… el optimismo y las ganas son totalmente necesarios, pero no se puede dar la impresión de que solo con ese optimismo llegarán las cosas… como decía antes, es igual o más importante trabajar, sacar faena y esforzarse lo suficiente.

Un ejemplo, hay muchos miembros de jurados en algunos Talent Shows televisivos… en Got Talent y similares, que utilizan con mucha frecuencia, sobre todo cuando los artistas sobre el escenario son niños, la argumentación de “persigue tu sueño”, “ si sueñas con algo al final lo consigues… aunque no quede tan bonito en televisión, habría que decirle a los pequeños artistas que si quieres ser un gran pianista, además de perseguir un sueño, tendrás que remangarte, y en España estudiar 4 años de elemental + 6 años de profesional + 4 años de superior… es decir, que además de perseguir el sueño, tienes muchas más posibilidades de lograrlo estudiando esos 14 años de piano…

Por desgracia, el mundo y la vida no es fácil… no hace mucho que hablaba con un optimista un poco pasado de frenada que me contaba cómo había puesto en marcha un negocio… yo le planteaba algunas dudas sobre el emprendimiento, y el todas las dudas las resolvía con palabras como “ilusión, ganas y el fatídico todo va a ir bienn”… es triste, pero el negocio y sus ahorros se fueron al traste porque a esa ilusión y a esas ganas, le faltaron un poco más de esfuerzo, planificación, estudio de mercado, inversión en marketing y otras tantas cosas…

 

Asi que amigos, no nos olvidemos de poner el optimismo por delante, de echarle el mejor de los ánimos a todos los proyectos que pongamos en marcha, a cada uno de nuestros días… pero no olvidemos tampoco que eso en la mayoría de los casos es solo una parte, y que hay que además, añadirle otras muchas cosas para el final sea el mejor… y para que todo salga bien…

 

Arreglamundos de sofá. Podcast sobre los gandules.