Komarov estuvo a punto de convertirse en el primer cosmonauta en flotar por el espacio.
Su viaje espacial fue un quiero y no puedo por parte de la Unión Soviética.
Como otras tantas veces, el ser humano se ciega en objetivos casi imposibles por una cuestión de puro y duro orgullo. Yo soy mejor que tú. Y eso nos ha llevado a luchas fraticidas a veces individuales, a veces familiares y otras veces, como la crónica que hoy nos ocupa, casi mundiales.
Es famosa y conocida la historia de la carrera espacial, del orgullo espacial. La lucha de prestigio entre los Estados Unidos y la Unión Soviética en los años 60 por ser los primeros en cada paso hacia el espacio exterior.
El cosmonauta ruso Komarov cumplió su sueño de abandonar la Tierra en la nave Voskhod 1 en el año 1964.
En su primera misión espacial, ostentó el cargo de comandante piloto y fue acompañado de otros dos cosmonautas. En realidad, esta fue la primera misión en la que más de un cosmonauta viajó en la misma nave. El objetivo de esta misión soviética era el de vencer a los estadounidenses, que estaban llevando a cabo del programa Gemini, logrando así el hito de poner en órbita a un equipo de tripulantes en vez de a sólo un hombre. La misión fue finalmente un éxito: La Voskhod 1 volvió a Tierra tras 24 horas en el espacio y la comunidad internacional la calificó como un logro muy importante en la carrera espacial. Parece que la carrera de Komarov como cosmonauta iba viento en popa y tenía un gran futuro por delante tras su éxito en esta misión.
Por desgracia, no fue así y Komarov ganó su puesto en la historia debido a otra razón mucho más triste. La misión que acabaría con su vida: Soyuz 1.
Komarov nació en Moscú en 1927, tiempos complicados… Su padre era jornalero y albergaba la ilusión que su primer varón fuese a la escuela. Pero la invasión alemana arruinó todo: el pequeño Komarov tuvo que trabajar en una granja para reemplazar a los campesinos ya soldados.
Con el tiempo se comprobó que el chaval destacaba en matemáticas, por ello, con la Segunda Guerra Mundial en marcha, en 1942, a sus 15, lo mandaron a una escuela de pilotos de combate; su padre, mientras, murió en una trinchera.
Komarov no alcanzó a pelear en esa guerra y poco a poco prosperó en el Ejército del Aire; en 1957, a sus 30, vio con maravilla cómo una perra primero y un hombre después volaban al espacio y lanzaban a la Unión Soviética a la conquista del espacio. Ese hombre era Yuri Gagarin.
Komarov quiso ser como ellos, como los astronautas que veía en prensa.
Se postuló, lo eligieron entre miles, lo entrenaron a fondo: los astronautas eran lo más selecto del sistema, veinte atletas-soldados-ingenieros, portaestandartes de la bandera roja.
Por fin despegó: el 12 de octubre de 1964 capitaneó al Voskhod 1 en una misión llena de éxitos. Se había preparado durante cinco años; el vuelo duró un día. Cuando volvió lo hicieron héroe de la Unión Soviética; recorría con sus camaradas las estepas para que sus paisanos sintieran la grandeza de la patria.
Al parecer, Vladimir y el héroe soviético, Yuri Gagarin, el primer ser humano en alcanzar el espacio exterior, se hicieron grandes amigos, casi uña y carne. En 1967, ambos fueron asignados a la misma misión en órbita terrestre, y ambos sabían que la cápsula espacial no era segura para volar. Komarov le dijo a sus amigos que sabía que probablemente moriría. Sin embargo, no retrocedió porque no quería que Gagarin muriera. Su amigo habría sido su reemplazo.
El 24 de abril de 1967, el cosmonauta ruso Vladimir Komarov se convertía en la primera víctima mortal de un vuelo espacial.
Recordamos que esto ocurrió tres meses después de que los tres tripulantes del Apolo 1 dejaran sus vidas en la plataforma de lanzamiento a causa de un incendio durante una prueba… un accidente que horrorizó a la opinión pública y que sirvió para que muchos responsables técnicos de la carrera espacial en Estados Unidos pudieran frenar un poco la ambición de los políticos y hacer las cosas un poco mejor.. Ya te anticipo que en la historia de Komarov se mezclan con el paso de las décadas partes de leyenda, partes aún conocidas sólo a medias, partes inventadas y partes por supuesto verídicas..
Si intentamos ceñirnos a los hechos. El 23 de abril de 1967, Komarov despegaba hacia la órbita terrestre a bordo de la primera nave Soyuz tripulada.
Era un momento en el que en plena vorágine de la carrera espacial, la Unión Soviética había perdido un poco de fuerza… A pesar del triunfo inicial que supuso el vuelo orbital de Yuri Gagarin en 1961, desde 1965 la URSS no había enviado un hombre al espacio, mientras que la NASA había completado con éxito numerosas misiones tripuladas.
Hay cosas que no os penséis que son del siglo XXI, el político siempre ha buscado históricamente los golpes de efecto, los titulares de prensa y las fotos propagandísticas.. en ese momento, los mandatarios soviéticos estaban hambrientos.. necesitaban conmemorar el 50º aniversario de la Revolución Bolchevique y la festividad del primero de mayo…
La Soyuz 1 tenía como objetivo probar y planificar el sistema de intercambio de astronautas entre dos naves.
¿Qué quiere decir esto? Es muy sencillo: La Soyuz 1 despegaría y, una vez que estuviera en el espacio, una segunda nave, la Soyuz 2, se acoplaría a ella para que sus pasajeros hicieran un intercambio de naves. Era una misión con objetivo experimental, para dominar los principios básicos de cómo debían ser estos intercambios.
Komarov tenía muy malos presentimientos con esta misión y estaba asustado: Todos los vuelos de prueba no tripulados que se habían realizado habían fracasado estrepitosamente.
En total, cuatro naves no tripuladas que debían haber hecho la función de la Soyuz 1 habían fracasado en sus misiones (la nave Cosmos 133 se había quedado sin combustible a mitad de camino; la nave Cosmos 140A explotó antes de despegar; la nave Cosmos 140 experimentó problemas de altitud y abusó de sus reservas de combustible; y la nave Cosmos 154 se quemó y se desintegró al intentar regresar a la Tierra).
Algunos de los técnicos responsables habían señalado al menos 101 anomalías en distintos sistemas de la nave. Con todo, el optimismo se impuso a la prudencia; y Komarov, un piloto con amplia experiencia y con un vuelo espacial a sus espaldas, era el hombre adecuado para conquistar aquel hito del poderío tecnológico soviético.
Según parece, el dirigente soviético Leonid Brézhnev y el militar Dmitri Ustínov fueron los responsables del desastre.
De hecho, hay una anécdota que cuenta que cuando Komarov mostró su desacuerdo con la idea de que lo enviaran tan pronto al espacio, Ustínov le dijo enfadado que si no accedía a pilotar la nave sería capaz de “quitarle las estrellas del pecho y los galones de los hombros”.
El director del programa Soyuz, Vasili Mishin, debido a las presiones políticas, también les obligaba a sus hombres para que trabajaran más deprisa y cumplieran con los plazos acordados. Y, si alguno de los científicos mostraba su desacuerdo con enviar a Komarov al espacio, les gritaba: “¡No quiero cobardes en mis naves!“.
Teniendo en cuenta estas presiones, es fácil imaginarse la falta de comprobaciones de seguridad con la que partió la Soyuz 1. De hecho, una semana antes del despegue, Komarov dijo en un tono desesperanzador:
Si yo no vuelo, mandarán al piloto de reserva. Yuri Gagarin morirá en mi lugar.
Como decíamos, El 23 de abril de 1967, Komarov despegaba hacia la órbita terrestre a bordo de la primera nave Soyuz tripulada. … casi desde el primer momento se hizo evidente que dejar tantos cabos sueltos al azar había sido un error. Nada más alcanzar la órbita terrestre, los dos paneles solares de la Soyuz 1 debían desplegarse. Uno no lo hizo.
Este gran fallo, además de reducir considerablemente las reservas energéticas de la nave, conllevaba grandes problemas: Creaba un problema de simetría en la nave, desestabilizaba los radares, dificultaba el control térmico de la nave.
Komarov intentó hacer cualquier cosa por solucionar el problema. Incluso probó un sistema de emergencia que consistía en darle patadas al panel solar para que se desplegara. No obtuvo resultados.
UNA CADENA DE FALLOS.
Mientras tanto, en tierra, los ingenieros veían un futuro muy negro para la misión. Intentaron buscar alguna solución para el problema, llegando incluso a plantearse la posibilidad de enviar antes de lo previsto a la Soyuz 2 para que sus tripulantes repararan la primera nave. Esta idea, a pesar de parecer bastante buena a primera vista, era muy difícil de realizar: El tiempo tormentoso era bastante molesto para el lanzamiento, las posibilidades de que llegara a tiempo eran escasas.
Finalmente, se decidió no lanzar la Soyuz 2 y se optó por otra idea más sensata: Hacer que la Soyuz 1 volviera a la Tierra lo antes posible.
El plan de actuación se puso en marcha. La escena parecía sacada de una película de acción: Desde Tierra, Yuri Gagarin le transmitía las órdenes a Komarov para su regreso; el director de la expedición, Vasili Mishin, le deseaba suerte; el primer ministro soviético Alekséi Kosygin se presentaba en persona para darle ánimos a Komarov; y finalmente, en privado, su esposa contactaba con él mientras Komarov se despedía para siempre.
La batería proporcionaba a la nave de energía suficiente para lograr dos órbitas más alrededor de la Tierra, y la reserva especial que se activaba en caso de que la primera se agotara, permitía otras tres órbitas terrestres.
Las maniobras de parada de la nave se iniciaron mientras orbitaba en el lado nocturno de la Tierra: Usando un perioscopio y tomando a la Luna como referencia para orientarse, Komarov hizo que la cápsula girara sobre sí misma para estabilizarse y comenzar el frenado.
Entonces, cuando la nave estaba frenándose, el combustible se acabó bruscamente y el sistema de navegación ordenó el apagado de los motores. La situación ahora era de vida o muerte: La nave estaba entrando en la Tierra en modo balístico. En ese momento, Komarov abrió los paracaídas de la nave.
Para su desgracia, el compartimento de los paracaídas, debido al enorme calor al que estaba siendo expuesto con la entrada a la Tierra, se había fundido. Esto provocó que los paracaídas principales (los cuales también tenían fallos de diseño) no se desplegaran correctamente y que el paracaídas de repuesto se enredara y no consiguiera desplegarse.
Básicamente, la explicación del fallo con los paracaídas es la siguiente: El paracaídas principal debía de haberse abierto cuando un paracaídas más pequeño (el paracaídas guía) tirara de él; sin embargo, el paracaídas guía (el cual sí consiguió abrirse) no aplicó la suficiente fuerza y el principal se quedó atascado.
La nave se estrelló contra la superficie terrestre a una velocidad de 200 Km/h, quedando así destrozada y acabando con la vida del valiente Komarov.
Las últimas palabras de Komarov fueron prácticamente inaudibles, pero se cree que maldijo a los diseñadores de su nave espacial y a los controladores que lo dirigían (aunque probablemente esto sólo sea un error debido a la mala comprensión de la grabación y al romanticismo del que los medios impregnaron después la historia).
El impacto mató a Komarov, pero no fue la última desgracia de su nave. Los primeros testigos que llegaron pudieron presenciar cómo los retrocohetes, que debían suavizar el aterrizaje, se activaban una vez en tierra, lo que prendió el resto del combustible y convirtió el vehículo en un amasijo de metal fundido.
Solo los oficiales de alto rango contemplaron lo que quedó del cuerpo de Komarov, una “masa negra sin forma”, según relató el teniente general de la Fuerza Aérea Nikolai Kamanin, responsable del entrenamiento de los cosmonautas.
Los restos fueron incinerados y sepultados con todos los honores en el muro del Kremlin.
“El fallo del paracaídas se atribuyó a un empaquetamiento excesivo del mismo en el compartimento”, apunta Oberg. Según Siddiqi, extraoficialmente se sugirió también un error en el acabado del compartimento; pero en cualquier caso, parece seguro que el paracaídas de la Soyuz 2 tampoco habría funcionado.
EL PRINCIPIO DE LA LEYENDA
Aquí terminan los hechos, y comienza la leyenda. En el libro Starman de Jamie Doran y Piers Bizony se aseguraba que Gagarin, gran amigo de Komarov, había elevado un informe a las autoridades repasando los múltiples fallos de las Soyuz, que ambos cosmonautas sabían que la misión era un pasaje a la muerte, y que a pesar de todo Komarov decidió volar para salvar a su amigo, que era su piloto de reemplazo.
Hay quien afirma que “Hasta donde sabemos, en términos de pruebas fiables, Gagarin nunca protestó por los defectos en la Soyuz”. Otros piensan que “ todos los cosmonautas sabían que era una misión de alto riesgo, pero no creo que ninguno esperara que fuera fatal”.
“La historia de que Komarov aceptó la misión aunque esperaba morir, para salvar a Gagarin, es la clase de mitos de autosacrificio heroico que les encantan a los rusos, y a todo el mundo”, añade Oberg.
“Pero suficientes diarios personales de figuras clave en la decisión del lanzamiento no ofrecen ningún indicio de confirmación”.
Otro rumor más que divulgaron algunas fuentes: Según se dice, Yuri era un gran amigo de Komarov y siempre había existido un gran compañerismo entre ellos. Por eso, cuando se enteró de que las causas de su muerte habían sido políticas, le tiró un copa de champán en la cara al dirigente soviético Leonid Brézhnev. Por supuesto, como en todos los rumores, no se puede confirmar la veracidad de este dato, pero lo cierto es que Yuri siempre se sintió profundamente afectado por la muerte de su colega, el primer mártir espacial.
En honor de Komarov han sido nombrados diversos objetos astronómicos: El asteroide Komarov (número 1836), el cráter lunar Komarov.
Komarov también tiene en su honor una obra sinfónica de Brett Dean llamada “Komarov’s fall”, que se puede encontrar en el disco The Planets. Más recientemente, en abril de 2010, el grupo estonio Allan Vainola le dedicó una canción a Komarov.
.. Por cierto, Yuri Gagarin murió en un accidente de avión en 1968, un año antes de que los estadounidenses alcanzaran la luna.